Carta abierta de Modesto C. Rolland respondiendo al Obispo de Nueva York en su comunicado de que el problema en México es religioso.
LA CUESTION RELIGIOSA EN MEXICO
CARTA ABIERTA A MONSEIGNEUR KELLY
POR MODESTO C ROLLAND
Agosto 26, 1916
MONSEIGNEUR
Le ruego notar que ha declarado que el problema de México es de naturaleza religiosa y no una cuestión agraria.
Todos los Católicos que tomaron parte en la reunión realizada en esta ciudad durante la semana de Agosto 19-26 han exigido que México sea obligado a tratar bien a la Iglesia Católica, y también han declarado que el Presidente Wilson debió reconocer a Zapata o Villa preferentemente que a Carranza porque los dos anteriores daban garantías a la Iglesia Católica en la Republica Mexicana.
Siento que es absolutamente necesario que un Mexicano responda a esta declaración y a los reclamos de los Católicos en los Estados Unidos presentados en la arriba mencionada reunión, no por un deseo de entrometerse en las políticas de esta país-ya que es solo un juego de política la que los Católicos han estado jugando-sino con miras de develar la verdad, la cual hasta ahora han estado tratando de ocultar; y también porque la Iglesia Católica tiene un carácter internacional y es bajo este aspecto que sus miembros desean interferir en México. Por lo tanto, es nuestra obligación, como Mexicanos, discutir el asunto en cuestión.
Los Católicos en América deben saber que hace noventa años el clero Católico estaba en posesión de alrededor del ochenta por ciento (80%) del territorio y la riqueza en México; el clero era el banquero por todo el país; no existía vida económica en la cual no participaba; el clero recogía “diezmos y primeros frutos”; sancionaba inumerables fiestas sobre las que gravaba una especie de impuesto religioso en servicio de la iglesia, días en que los peones no trabajaban y consecuentemente no podían recibir pago; le permitían gastar unos centavos que le sobraban en beber y en velas de cera que ofrecía en un santuario u otro, las velas en que el clero traficaba, las vendía a un precio mayor al de su costo en tiendas ordinarias, porque estas velas estaban “benditas”.